Historias para contar

El cartel de la decencia

Sábado, 19 de Julio del 2025 - 14:13 hs.

En la época victoriana, la moral puritana se elevó a niveles que hoy parecerían absurdos.

La virtud femenina debía protegerse a toda costa… incluso dentro de una zapatería.

En Inglaterra, a mediados del siglo XIX, se volvió común el uso de un curioso artefacto de madera: una especie de biombo inclinado que se colocaba frente a las clientas mientras se probaban zapatos. Su único propósito era evitar que alguien —por accidente o intención— pudiera mirar debajo de sus faldas.

La escena era casi cómica: una mujer sentada, el dependiente de rodillas ayudándola a calzarse, y entre ambos, una barrera moral de madera. No importaba si había medias gruesas, enaguas o tres capas de tela. Lo que se protegía no era el cuerpo, sino la reputación.

En aquellos años, el simple gesto de mostrar un tobillo podía escandalizar. Se creía que cualquier visión —por mínima que fuera— podía desencadenar pensamientos impuros.

“Si el diablo no los hubiera tejido…”, decía una frase popular refiriéndose a los encajes de las enaguas, como si hasta la ropa interior pudiera tentar al pecado.

Este dispositivo es una muestra de cómo la obsesión por la decencia llevó a crear reglas para controlar incluso los actos más cotidianos. Porque en la era victoriana, la apariencia de virtud era más importante que la libertad de moverse… o de elegir zapatos sin barreras.

Fuente: Datos Históricos