La revolución ámbar: Cómo un futbolista de élite desafía la ciencia con sus gafas tintadas y desata una guerra biológica en las redes

Jueves, 16 de Octubre del 2025 - 12:45 hs.

En el universo paralelo de la élite futbolística, donde los rituales y las supersticiones suelen reinar, Marcos Llorente ha introducido un nuevo credo: la biología como dogma. No es un amuleto ni una plegaria lo que lo protege, sino un arsenal de gafas con cristales tintados. Su declaración de guerra es contra un enemigo invisible y omnipresente: la luz azul de las pantallas y los focos LED. "Es un tóxico", sentenció el jugador, y con esa frase, prendió la mecha de un debate que trasciende los vestuarios y se instala en la mesa de la ciencia.

Su manifiesto, publicado con la contundencia de un influencer wellness en su cuenta de Instagram, no deja espacio para la duda. "No todos están listos para cuestionar lo que les enseñaron", lanzó, desafiando a seguidores y escépticos por igual. Según su evangelio, la retina y la piel son traductores de luz, y emitir la señal equivocada –como la de un celular a las diez de la noche– es sabotear los procesos biológicos esenciales. El punto culmine de su argumento es la melatonina. Para Llorente, esta hormona es la piedra angular de la salud, y alterar su producción no es solo un problema de sueño, sino una afrenta total al organismo.

La trinchera de Llorente no está vacía. En el mundo del fútbol, su cruzada encuentra adeptos de alto perfil. Koke, Álvaro Morata y el mismo fenómeno noruego Erling Haaland han alzado la voz –o un emoji de apoyo– en sus redes. Alex Baena, Grimaldo y Robert Sánchez son otros de los conversos que ya portan sus propias gafas de filtros, dibujando una tendencia silenciosa que crece en los camerinos. Es la biología como nueva frontera de la optimización física, un "biohacking" vestido con pantalón corto.

Sin embargo, fuera del ecosistema futbolístico, el paisaje es radicalmente distinto. La Sociedad Española de Oftalmología y su par de OftalmoPediatría se mantienen firmes en su postura: no hay evidencia concluyente de que la luz azul dañe la vista, ni de que estos filtros sean efectivos para prevenir algún perjuicio. Un estudio respaldado por la Academia Americana de Oftalmología remata la cuestión: las gafas con filtro azul no alivian la fatiga visual digital más que unas lentes comunes. El consenso científico, o más bien la falta de él, choca de frente con la certeza biológica que pregona el mediocampista.

Esta no es la primera vez que Llorente elige un camino alternativo. Hace más de un año, ya había jurado lealtad a la dieta paleolítica con una convicción casi religiosa: "Con eso viviré y con eso moriré". Su estilo de vida es, en sí mismo, una declaración de principios. Una búsqueda incansable de una verdad que, según él, la ciencia convencional aún no ha alcanzado a vislumbrar.

Mientras tanto, la pregunta flota en el aire, tan incómoda como inevitable: ¿Es Marcos Llorente un visionario que lee la "biología de verdad" antes que el resto, o simplemente un futbolista de élite navegando otra moda de optimización personal? La ciencia, por ahora, se encoge de hombros. Pero en sus redes, entre fotos con gafas rojas y declaraciones que desafían lo establecido, la revolución ámbar ya tiene a su primer apóstol. Y no piensa pedir disculpas