Historias para contar

La luz puede venir de donde menos se espera

Miercoles, 08 de Octubre del 2025 - 08:17 hs.

Wilm Hosenfeld fue un oficial del ejército alemán cuya historia desafía los límites de la obediencia y la moral en tiempos de barbarie. Destacado en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, Hosenfeld fue testigo directo del horror nazi, pero eligió actuar de manera opuesta a las órdenes de su régimen. Desde su puesto en Varsovia, usó su poder no para destruir, sino para salvar.

Entre las muchas vidas que ayudó, la más conocida fue la del pianista judío W?adys?aw Szpilman, cuya historia se inmortalizó en la película El pianista de Roman Polanski. Cuando lo encontró escondido y famélico entre las ruinas de Varsovia, no lo delató: lo alimentó, le llevó mantas y lo protegió hasta el final de la ocupación. Pero su compasión no se limitó a un solo hombre. Hosenfeld ayudó a polacos perseguidos, judíos escondidos e incluso a alemanes que se oponían al nazismo, proporcionándoles refugio, empleo o documentos falsos.

Cuando la guerra terminó, el destino fue cruel con él. Capturado por el Ejército Rojo, fue acusado de espionaje y condenado a 25 años de trabajos forzados en un campo soviético. Desde su celda, escribió cartas a su esposa, implorando que contactara a aquellos a quienes había salvado. Pero la ayuda nunca llegó a tiempo.

En 1952, murió torturado y hambriento en una prisión soviética, olvidado por el mismo mundo al que había ayudado.

Décadas después, la verdad salió a la luz. En 2009, Israel lo reconoció oficialmente como “Justo entre las Naciones”, el título reservado a quienes arriesgaron su vida para salvar a judíos durante el Holocausto.

Su historia es un recordatorio de que incluso en los tiempos más oscuros, la luz puede venir de donde menos se espera: del corazón de un enemigo, del valor de un hombre que decidió no obedecer la crueldad, sino la conciencia.