Un testimonio que hizo llegar a DIARIOJUNIN una lectora, comentó que el jueves su madre que tenía turno en una peluquería ubicada frente al Colegio de Médicos en la calle Belgrano. Al descender del vehículo, y al intentar cerrar la puerta, se da cuenta que no puede.

Ingresa al interior del local, deja la cartera y campera en el interior de la peluquería y al salir a la vereda, observa que desde adentro de su vehículo sale un hombre que en la esquina sube junto a otro hombre a un Peugeot gris que sale raudamente ante los gritos de la mujer.

Aparentemente sería gente procedente de la ciudad de Rosario que tienen un aparato que al acercarse a la persona elegida como blanco, bloquearía el cierre centralizado de los vehículos y eso les permitiría luego acceder al interior de los mismos para perpetrar el ilícito.

Los casos tienen un denominador común: por lo general, los ladrones, a bordo de autos, activan estos dispositivos cuando la víctima se baja del coche o de la 4x4 para llevar al chico al colegio, entrar al shopping , al súper o hacer un tramite bancario y activa el dispositivo remoto de su alarma.

La víctima se va creyendo que activó el equipo y el rodado se encuentra a salvo. Nada más lejos de la realidad.

Anulada la alarma, con llaves o ganzúas los ladrones fuerzan las puertas o baúles del vehículo y manotean lo que quieren. O, directamente, se llevan el rodado.

Los inhibidores de alarmas tienen un uso masivo se da en otros puntos de la Argentina y Latinoamérica. Basta entrar a Google para ver de qué forma su uso es extendido. Ni hablar de páginas web convertidas en talleres que enseñan a fabricarlos.