Pero a veces lo hace con una exactitud que hiela la sangre.
La coincidencia de los crímenes cometidos con 157 años de diferencia es tan perfecta que parece escrita por el destino
Ambas tenían 20 años.
Ambas nacieron el mismo día.
Ambas se vistieron para ir a bailar el 27 de mayo… y nunca regresaron.
Ambas le confesaron a alguien, días antes, una sensación extraña, como un presentimiento oscuro.
Ambas fueron halladas, ultrajadas y sin vida, en el mismo parque.
En el mismo lugar exacto.
¿El sospechoso?
En ambos casos, un hombre de apellido Thornton.
Y en ambos casos… absuelto por falta de pruebas.
Hasta hoy, nadie ha podido explicar cómo dos crímenes tan idénticos pudieron repetirse con más de un siglo de diferencia.
Dos mujeres.
Dos muertes.
Un solo misterio.
Y una pregunta que aún flota en el aire:
¿Es esto una coincidencia… o un eco siniestro del tiempo?