El ruido ensordecedor del Metropolitano, la presión de una ciudad dividida y el peso de una camiseta histórica en un partido que puede definir tendencias. Ese es el caldo de cultivo en el que, sorpresivamente, un nombre joven empieza a ganar terreno en la mente del estratega: Franco Mastantuono.

No ha pasado un suspiro desde que el mediocampista, recién cumplidos los 18 años, aterrizó en Madrid. Un mes escaso. Tiempo suficiente, al parecer, para que su fútbol y, más importante aún, su carácter, dejaran una huella profunda en Xabi Alonso. En la conferencia de prensa previa al duelo contra el Atlético, el entrenador no solo lo elogió; lo diseccionó con la mirada puesta en el largo plazo.

“La adaptación ha sido muy buena”, admitió Alonso, pero fue más allá. Traspasó el lugar común para destacar el alma misma del jugador: “Me encanta, lo competitivo que es. Él tiene mucha energía... ese gen competitivo es algo fundamental en nuestro equipo”. Son palabras que trascienden lo técnico; hablan de una identidad, de una garra que el técnico identifica como esencial para la filosofía de su proyecto.

Con seis partidos en las piernas, cinco de ellos como titular, y un primer gol marcado ante el Levante, Mastantuono no llegó para esperar. Arribó para patear el tablero de las previsiones. Su irrupción es parte de una novedad mayor en el Merengue, que llegará al clásico con una camada de debutantes en este tipo de encuentros. Alonso lo sabe y abraza el desafío: “Siempre hay una primera vez para todo. Que vivan la previa, el durante... eso forma parte de la historia de los derbis”.

Mientras el Real Madrid lidera con puntaje perfecto y el Atlético busca enderezar un rumbo irregular, la historia grande del derbi se escribe con nombres consagrados. Pero entre líneas, asoma una promesa argentina que, con su energía y su gen competitivo, ya logró lo más difícil: capturar la confianza absoluta de su entrenador en la antesala de la batalla