Guido Rodríguez atraviesa la sombra. Mientras la Premier League avanza con su ritmo feroz, el mediocampista argentino observa desde un costado, atrapado en un limbo que nunca imaginó cuando firmó su contrato con West Ham en agosto de 2024. Con solo cuatro partidos disputados y tres titulares, el campeón del mundo con la selección argentina acumula polvo en el banco y una pregunta que se repite en cada rincón del fútbol argentino: ¿cómo un jugador de su jerarquía llegó a esta situación?

Su adaptación al fútbol inglés nunca despegó. Después de una trayectoria sólida en México y España, donde en el Betis se consolidó como uno de los mejores recuperadores del fútbol europeo, el salto a la Premier League se convirtió en un escollo inesperado. La falta de continuidad y ritmo competitivo empezó a erosionar su confianza. Recién el 7 de diciembre, después de varias semanas sin jugar, volvió a ver acción en el empate ante Brighton. Sesenta y cuatro minutos que, lejos de ser un rescate, reflejaron la profundidad de su extravío.

En Argentina, especialmente en Núñez, su nombre despierta una mezcla de nostalgia y expectativa. A mediados del año pasado, cuando River Plate buscaba reforzar su mediocampo, Guido sonó fuerte. La lógica parecía perfecta: el regreso de un hijo pródigo, formado en las inferiores del club, que debutó con Ramón Díaz en 2014 y anotó su primer gol en Primera ante Atlético Rafaela. Pero el rumor nunca cristalizó. El propio Guido lo aclaró en su momento: “Nadie se contactó conmigo”. Aun así, dejó una puerta abierta, reconociendo a River como “un club top en todo el mundo”.

Hoy, a los 31 años, Rodríguez carga con un currículum envidiable: bicampeón de América, ganador de la Finalissima y, sobre todo, campeón del mundo. Sin embargo, en la dura realidad del West Ham, esos títulos pesan menos que la falta de ritmo. Su contrato lo une al club inglés hasta 2027, y su valor de mercado –estimado en 12 millones de euros– parece una cifra abstracta para un futbolista que no encuentra espacio.

El desafío es claro: reconquistar un lugar en West Ham o enfrentar una salida inminente. Mientras tanto, en River, la memoria de su pasado sigue viva. Pero el presente de Guido Rodríguez se escribe en Londres, entre suplencias y la lucha por revivir una carrera que, por ahora, está en pausa