El fin de los atajos en la medicina argentina

Sábado, 09 de Agosto del 2025 - 12:35 hs.

El Ministerio de Capital Humano acaba de cerrar una puerta que, durante años, permitió el ingreso de profesionales con formación cuestionable al sistema de salud argentino. En una decisión histórica, solo se reconocerán los títulos médicos obtenidos en universidades acreditadas por la Federación Mundial de Educación Médica (WFME), un organismo que marca la excelencia académica a nivel global.

La medida llega en un momento crítico: los resultados del último Examen Único de Residencias Médicas dejaron al descubierto una realidad alarmante. De los 117 médicos extranjeros que rindieron, ninguno aprobó la primera etapa. Lo más grave: 109 de ellos ya tenían sus títulos homologados en Argentina, lo que expuso serias fallas en los controles previos.

El caso que desnudó el fraude

Entre los aspirantes, un nombre quedó grabado como símbolo de un sistema permeable al engaño: Alejandro David Castillo, un médico ecuatoriano que intentó burlar la evaluación con unos anteojos equipados con una cámara. Su método era simple: transmitía las preguntas a un cómplice externo, quien le dictaba las respuestas.

El truco le funcionó, al menos temporalmente. Con un puntaje de 96 sobre 100, Castillo creyó haber asegurado su lugar en el sistema de residencias. Pero la inteligencia artificial y la supervisión ministerial lo detectaron. Ahora, deberá rendir nuevamente el examen bajo estricta vigilancia, junto a otros profesionales cuyos resultados fueron anulados por irregularidades.

Nuevos tiempos, exigencias sin margen

La resolución no solo apunta a casos flagrantes como este, sino a un cambio de paradigma. Las universidades de países con tradición médica sólida —España, Italia, Alemania, Estados Unidos— seguirán siendo válidas. El resto, deberán someterse a evaluaciones adicionales, más rigurosas y específicas.

El mensaje del Gobierno es claro: la salud no negocia estándares. Con esta medida, Argentina busca dejar atrás una era de homologaciones laxas y alinear su sistema al de las naciones líderes en formación médica. La confianza de los pacientes, argumentan, no puede ser otra víctima de los atajos.